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domingo, 3 de mayo de 2015

El abortó a su hijo


Yo fui mamá soltera a los 19 años. Mi novio no se cuidó, llovía y no conseguimos preservativos por ningún lado; yo no me cuidé porque decidí —al igual que él— seguir adelante aún sin protección. 
Sin protegernos de una ITS y sin protegernos de un embarazo, total me tenía que indisponer en esos días...¿qué podía pasar?.

Quedé embarazada —eso podía pasar— seguimos juntos un par de meses hasta que me dijo que no estaba preparado para ser padre, que era demasiado joven y me ofreció abortar. Aunque yo era también demasiado joven, sabía que no podía hacerlo —por diversos motivos— pero también sabía que él tenía la posibilidad de correrse de la situación y olvidarse sin que le quedaran marcas visibles ni el cuerpo y ni la vida. 
Cuando mi hijo tenía dos años, me pidió de hacer un ADN para ver si era su hijo y ahí sentí que eso no estaba bien: el abortó a su hijo, el que vive es mi hijo. 


Igual dije que sí, por las presiones sociales y morales, y por el derecho a la identidad de mi hijo —y esto lo digo entre comillas. 
No hizo nunca la prueba ni apareció más. 


Mi hijo tiene 22 años. A él nunca le "faltó un padre", en su familia había sólo una madre.
Mi hijo sabe la identidad de quién donó su esperma en una relación sexual con su madre, sabe que esa persona sintió que era demasiado joven para asumir la paternidad y decidió correrse. Sabe que después, de adulto, ratificó su decisión de no ser padre.


No lo abandonó a él, no "nos abandonó". Simplemente decidió y yo también decidí y todo terminó ahí. 

Años después, con mi compañera de vida, hicimos un tratamiento de inseminación artificial con donante anónimo —antes de la aprobación de la Ley. Tenemos dos hijas porque, fruto de ese tratamiento y de nuestro deseo y hoy yo me pregunto ¿un ADN puede convertirlas en HIJAS del donante? No! Claro que no.


Si bien a los 19 años yo no elegí quedar embarazada, decidí seguir adelante. Es cierto que tal vez no haya mucha libertad de elección: nos influye la crianza, la religión, el miedo a exponer el cuerpo y la mente, la condena social, la falta de una ley que contemple un aborto seguro, el mandato de ser madres, etc, pero para mí él abortó, no yo. Él fue apenas un donante.

Lorella Fiori

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